.
... (o
un bidón de quince litros)
... A
principios del año 2008, en Barcelona, con un puñado de amigos —y
amigas, que estamos en siglo XXI— comenzamos a juntarnos en algún
bar o en la playa para charlar sobre literatura y compartir nuestros
textos. La empresa era colosal y maravillosa, porque no pretendía
abrir puertas a la visibilidad ni servir de escalerita a esa fama de
medio pelo a la que aspiran hoy los escritores, sino, apenas,
disfrutar. Por entonces yo siempre estaba metido en algún proyecto
novelístico y pensé que, de cara a la lectura en estas tertulias,
resultaría provechoso ensayar algún tipo de brevedad. Así fue como
escribí mi primer microrrelato, «Teología», que es, en rigor, una
adaptación de las líneas que abren Burocracia,
mi segunda novela.
... Pronto descubrí que la microficción era más que un juego: era una manera de afinar la puntería, de cincelar con palabras, de sugerir historias y, también, de reflexionar sobre la dimensión poética y el «fuera de campo» de la narrativa. Y comprendí que conocer el género del microrrelato a fondo es un excelente camino para pensar mejor la novela.
... Pronto descubrí que la microficción era más que un juego: era una manera de afinar la puntería, de cincelar con palabras, de sugerir historias y, también, de reflexionar sobre la dimensión poética y el «fuera de campo» de la narrativa. Y comprendí que conocer el género del microrrelato a fondo es un excelente camino para pensar mejor la novela.
... También
descubrí que el microrrelato encuentra en el blog una muy buena forma de
difusión. A partir de entonces, y durante más de tres
años, escribí periódicamente microficciones que colgué en
Brevedades
de una Morsa a la Deriva.
También, en esos años, leí mucho sobre el género y dicté varios
cursos de microrrelato en distintos centros culturales de Barcelona.
Podría decir que desde el principio entendí que este es un género
grande.
... Ya
iniciado el 2012 empecé a considerar la posibilidad de ponerle punto
final al blog. Los textos de la Morsa a la Deriva representan un
recorrido: no todos tienen la misma calidad, pero siempre pensé al
blog más como un cuaderno de apuntes abierto a
los lectores que como una selección de obras acabadas. Como todo
cuaderno de apuntes, me parecía que su mejor epígolo sería la obra
que propone. Por eso seleccioné los microrrelatos que por distintos
motivos más me representan —o que considero a la altura de
conformar un pequeño volumen de microcuentos—. Este libro, como no
podía ser de otra manera, se tenía que llamar Literatura de bajo presupuesto. Y
aquí lo tienen: pueden descargarlo y transitarlo en cualquier
dispositivo móvil, imprimirlo o leerlo en línea. Cada microrrelato
que colgué en el blog fue como una botellita que arrojé al
mar de la web. Entonces podría entenderse este libro como un bidón que esta Morsa a la Deriva abandona a las
aguas digitales.