Durañona: sobre la elaboración del suruflo en barra

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De las variantes de suruflo disponibles en el mercado de Durañona (en polvo, en crema, en gel, en barra, suruflo líquido o granulado) el suruflo en barra –también conocido en la jerga de los chefs como baruflo– es el más delicado. Cortado en fetas, es muy utilizado en la alta cocina durañonense. Quienes tienen el privilegio de consumirlo –sin duda quienes ocupan las dos clases sociales más altas– aseguran que mantiene como ninguno el regusto ligeramente mantecoso de la leche del faragote, sin que por ello se pierda el amargor sutil aunque destacado de su materia fecal.
El secreto, dicen los entendidos, se encuentra en el reposo posterior al amalgamado del suruflo con harina. Tras formarse la pasta que se trasformará en baruflo, la misma se deposita en barricas de kevlar untadas en aceite de oliva, y se almacenan en grutas, a sesenta metros de profundidad. Allí reposan durante un período de cuatro años, iluminadas con luz de velas y arrulladas por los cantos gregorianos de los más afamados curas palotinos del país.
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