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Los congresales opositores de Durañona, conscientes de que sin suruflo la vida es lenta y pegajosa, insisten en la necesidad de que el Estado intervenga para acercar el preciado alimento a las clases más bajas. En rigor, nadie muere por carecer de la ración diaria de suruflo, pero aun así los médicos lo consideran parte fundamental de una dieta equilibrada. Los congresales oficialistas manifiestan que si bien persiguen la construcción de un esquema igualitario y sustentable donde se aseguren raciones abundantes de suruflo para todos los habitantes, hoy por hoy las condiciones no están dadas. La discusión se prolonga en los medios y persiste más allá de las alternancias en el poder, sin que se alcance jamás un acuerdo. Mientras tanto, los congresales opositores y oficialistas van por los pasillos del Congreso, livianitos y veloces, casi como si levitaran, felices, radiantes, y entre pleno y pleno hablan con la prensa, se lamentan por la escasez de suruflo, por su injusta distribución, a veces hasta lloran o fingen llorar, y después se van, siempre livianitos y veloces, a sus despachos donde trabajaran sin descanso por el bien del país.
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Los congresales opositores de Durañona, conscientes de que sin suruflo la vida es lenta y pegajosa, insisten en la necesidad de que el Estado intervenga para acercar el preciado alimento a las clases más bajas. En rigor, nadie muere por carecer de la ración diaria de suruflo, pero aun así los médicos lo consideran parte fundamental de una dieta equilibrada. Los congresales oficialistas manifiestan que si bien persiguen la construcción de un esquema igualitario y sustentable donde se aseguren raciones abundantes de suruflo para todos los habitantes, hoy por hoy las condiciones no están dadas. La discusión se prolonga en los medios y persiste más allá de las alternancias en el poder, sin que se alcance jamás un acuerdo. Mientras tanto, los congresales opositores y oficialistas van por los pasillos del Congreso, livianitos y veloces, casi como si levitaran, felices, radiantes, y entre pleno y pleno hablan con la prensa, se lamentan por la escasez de suruflo, por su injusta distribución, a veces hasta lloran o fingen llorar, y después se van, siempre livianitos y veloces, a sus despachos donde trabajaran sin descanso por el bien del país.
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5 comentarios:
Mi nombre es EstabaN Portachota. Hace ya sesenta años que compré, no voy a negar que muy esperanzado, un mix de suruflos a largo plazo. Mi pregunta, porque se ve que usted controla el tema, es: ¿dónde están mis suruflos? ¿Qué paso con mi cuota surufluanal? Estoy desesperado, por favor, si alguien encuentra a mis suruflos...
Esteban Portachota. Rivadavia al fondo.
Estimado Portachota, yo soy un simple cronista. El mercado futuro de suruflos se maneja desde la bolsa de Chicago. Le recomiendo contactar con su broker que sin duda le sabrá informar.
Saludos desde el Indico,
La Morsa a la Deriva
Yo tengo los suruflos del señor Estéban... le juro que me los encontré tirados...
bss de musa deshonesta
me dijeron que los suruflos estaban siendo distribuidos ilegalmente en una playa centroamericana a bordo de un zepelin.
También me veo en la urgencia de aclarar que los suruflos no tienen nada que ver con los suflitos, que pertenecen a otro breve.
Ahh Morsa Morsa! Así es... has caído en el agujero del nunca jamás, y por un momento has transitado por los pasillos descascarados de la escuela de foto de Avellaneda... con Gamardo en algún rincón, que aún sigue hurgando dentro de los pobres cerebros cansados que asistimos a sus clases...
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