Durañona: sobre los vicios de su gente

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Uno de los vicios o hábitos típicos de Durañona es el empastillamiento con dedal. Se trata de una costumbre surgida hace siglos en los pueblos, pero que poco a poco se fue instalando también en las grandes urbes. Quienes lo practican, que son casi la mitad de los ciudadanos adultos, suelen manifestar sensaciones dispares, que van desde el placer puro hasta la pulsión indeseada. La practica consiste en masticar una pastilla de menta o cítricos, muy despacio, y al mismo tiempo colocarse un dedal casi siempre de chapa (aunque los hay de oro o plata, por supuesto menos habituales) en el índice de la mano derecha, e introducir el dedo en el ano de la persona que se tenga más cerca. La satisfacción de aquellos que practican el empastillamiento con dedal, según manifiestan, es sublime. Por supuesto, los ciudadanos no afectos al hábito, en la generalidad de los casos, se molestan al ver su ano invadido por un dedo extraño. Pero, al tratarse de una práctica legal, poco puede hacerse para evitarlo. Cada tanto, algún legislador propone la prohibición de esta costumbre. De inmediato, asociaciones y plataformas cívicas creadas por los empastilladores manifiestan su disconformidad, dicen sentirse discriminados, insisten en que ellos tienen el derecho de ejercer libremente el empastillamiento. Estas manifestaciones espontaneas, junto con los poderosos lobbys de las fábricas de dedales, detienen cualquier intento de prohibición.
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1 comentario:

dEsoRdeN dijo...

Ja, ja, ja!!! Por si acaso, no me iré de vacaciones a Durañona...