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Llegó hasta la empresa empujado por una caterva de angustias. El folleto, de colores vivos, prometía gestionar el fin de su crisis. Justo lo que él, un hombre sin carácter, necesitaba.
Salió media hora después, convencido de su elección. Eso de la pastilla de cianuro no iba con su personalidad. Llegado el momento, se acobardaría. Y lo del tiro en la nuca sería violento. Sin embargo, el “suicidio accidental imprevisto” no estaba mal. No sabía cómo moriría, ni cuándo. Pero sucedería.
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Llegó hasta la empresa empujado por una caterva de angustias. El folleto, de colores vivos, prometía gestionar el fin de su crisis. Justo lo que él, un hombre sin carácter, necesitaba.
Salió media hora después, convencido de su elección. Eso de la pastilla de cianuro no iba con su personalidad. Llegado el momento, se acobardaría. Y lo del tiro en la nuca sería violento. Sin embargo, el “suicidio accidental imprevisto” no estaba mal. No sabía cómo moriría, ni cuándo. Pero sucedería.
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2 comentarios:
Me gusta!
:)
besos
musa
resucitar palabras como "caterva" ya le dan un tremendo valor agregado al texto.
Abrazos mil
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