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–¡Vos tenés la culpa! ¿A quién se le ocurre regalarle un universo? ¡Y encima darle ese poder omnímodo! ¡Tenía que crecer sin límites, decías! ¡Tenía que aprender a administrar sus propios universos, decías! Ay, a ver si el señorito le crecía acomplejado. Para que sepas, yo no tuve mi primer universo hasta que no aprendí a manejarme como rey y como presidente de gobierno. Recién ahí me regalaron una multinacional y hasta que no pulí mi criterio no me compraron un planeta.
–Estás exagerando, Rodolfo. Siempre fuiste un exagerado.
–¡Exagerando! ¿Vos viste cómo se divierte tu hijo?
–Bueno, es chico todavía. Ya va a aprender.
–¡Vos tenés la culpa! ¿A quién se le ocurre regalarle un universo? ¡Y encima darle ese poder omnímodo! ¡Tenía que crecer sin límites, decías! ¡Tenía que aprender a administrar sus propios universos, decías! Ay, a ver si el señorito le crecía acomplejado. Para que sepas, yo no tuve mi primer universo hasta que no aprendí a manejarme como rey y como presidente de gobierno. Recién ahí me regalaron una multinacional y hasta que no pulí mi criterio no me compraron un planeta.
–Estás exagerando, Rodolfo. Siempre fuiste un exagerado.
–¡Exagerando! ¿Vos viste cómo se divierte tu hijo?
–Bueno, es chico todavía. Ya va a aprender.
–Ya va a aprender, ya va a aprender. Dale, dale, vos seguí malcriando al mocoso.
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2 comentarios:
Es una conversación muy poco divina.
Así debió ser.
Temblad, pecadores.
"Recién ahí me regalaron una multinacional y hasta que no pulí mi criterio no me compraron un planeta"
jajajaja
G E N I A L
;)muak
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