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Aquel policía, implacable, lo buscaba sin tregua. Como si no tuviera otro deseo que el de privarlo de su libertad.
El fugitivo logró, al fin, hallar una isla desierta donde nadie, nunca, sería capaz de encontrarlo. Recién entonces respiró aliviado.
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Aquel policía, implacable, lo buscaba sin tregua. Como si no tuviera otro deseo que el de privarlo de su libertad.
El fugitivo logró, al fin, hallar una isla desierta donde nadie, nunca, sería capaz de encontrarlo. Recién entonces respiró aliviado.
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10 comentarios:
Este relato suda obsesiones... el polícia, el fugitivo... ¿el autor?
Segismundo Pastafreudla, de Bursaco.
¿Estás bien, Segismundo?
No hay isla desierta donde escapar de ti mismo!!!!!
Un abrazo
Yeli
Ese sí que está preso en su libertad..
El fiambre embutido
Vos bien lo dijiste, fiambre.
Yo lo único que sé, es que si esta cárcel sigue así, todo preso es político.
"privarle" o "privarlo"... o los dos... o ninguno... o Pato Abbondancieri.
Pato Abbondancieri, claramente.
qué grande harrison ford, lo sigo a todos lados desde aquella gran película... ahora estoy en los angeles a la espera de que me firme algún autógrafo si lo llego a cruzar por la calle. Mientras tanto camino la ciudad comparando precios de ropa con la de allá, y es francamente envidiable el estándar de vida que tienen estos tipos.
qué grande harrison ford...
ciru
¿Interrumpo algo? En fin...
Me gustó. Me recuerda un chiste de Quino que ya te comentaré
besos
musa
Musa, usted nunca interrumpe, más bien al contrario: su visita siempre es motivo de alegría para esta Morsa errante.
Gracias por pasar!
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